El verano va llegando a su fin, esta época de descanso que nos revitaliza para comenzar nuevos e ilusionantes proyectos y desde TRADICIÓN CENTENARIA os dejamos esta poesía que nos evoca esas tardes de verano en las que es un placer disfrutar de los atardeceres más relajantes.
UNA TARDE JUNTO AL OLIVAR
Sentada junto al olivar, yo sola contemplo el cielo azul.
El mecer del viento despeja mi cabeza.
Nubes blancas de algodón, se agrupan formando figuras;
perritos, osos, todas las formas que yo quiero.
No tengo tiempo; no deseo más.
De lejos veo un tractor, arrastrando los matojos; arando la tierra.
Corté las rosas de mi rosal, y con su aroma me voy al pueblo; inundada de olor.
Por el camino, lleno de mil florecillas silvestres de tanto color, me alegran la vida.
Parecen decirme: ¡Fíjate qué regalo te manda Dios!
María Tovar Mendoza,
Poesía al olivo Atardecer en el olivar Tradición Centenaria